Este material se puede utilizar como juego simbólico, para crear historias y pequeños mundos. Creando historias, inventando nuevas ciudades, pueblos, calles… Estas casas, pintadas con los colores del arcoíris y que son sencillas y naturales, dan un barrio acogedor y colorido. Los niños pueden crear los mundos pequeños más sorprendentes en un juego representativo que, junto con las piezas sueltas, puede ser versátil y abierto.